lunes, 22 de enero de 2018

Luz perdida

Uno de los temas que me parece más llamativo es el de la crueldad; sobre todo la crueldad de los seres a los que consideramos más puros; a continuación una fantasía sobrenatural, telón de la crueldad. Léase Très sincèrement silencieux, ♪ igual a “el haz de luz que intermitente rompe las tinieblas.”


                                  
Mientras más consciente seas de que amas, menos intenso es tu amor. Mientras más cruel sepas que eres, más suave será tu crueldad.

Sam enciende la televisión. Hágase la luz en la pantalla. El génesis en 20 minutos, entre comerciales.
Por alguna razón esta mañana luce algo oscura aunque es casi medio día. Afuera el cielo está liso y despejado, asemeja el aspecto del desierto.
Sam cambia los canales perezosamente, no hay nada bueno en la programación. Deja el control remoto y se acerca a la ventana. Lo denso del tiempo no invita a salir, parece algo nublado. Con sorpresa y confusión, siente un calorcito traspasar el vidrio y acariciarle la piel.
Su madre lo llama desde la cocina para que vaya a comer, pero él no responde, está embelezado palpando el tibio cristal. Su madre llama con más entusiasmo, él hace caso omiso. Ana sale de la cocina y encuentra a Sam tocando la ventana, dejando marcados sus dedos y manos en el vidrio recién lustrado. La madre enfadada aparta al chico del alfeizar donde él palpa la madera.
Sam reacciona y su madre le dirige una mirada de reproche. Agachando la cabeza, el niño, entra a la cocina y toma su almuerzo; papas y un poco de carne, igual de tibias que la ventana. Come sin apetito. Al terminar deja el plato lentamente en el lavabo. Camina discreto, a hurtadillas para no ser detenido por su madre. Cuando pasa frente a la ventana se siente tentado a explorar científicamente su curiosa tibieza, pero decide pasar de largo, sólo mira de reojo una leve luz que se cuela.
Sale al patio, el ambiente es cálido y, sin embargo, oscuro. Nada más hay dos cosas que podría hacer para matar el aburrimiento: ir con Nacho y robar chocolates de la tienda o regresar a mirar la televisión. Como la pantalla no tenía mucho que ofrecer Sam prefiere ir por Nacho.
La calle está vacía. Distraído camina pisando la hojarasca, una capa de polvillo se levanta a su paso. Mira al cielo, sigue raso y parece tener menor altura. Da la impresión de que si se alzaran los brazos se podría tocar esa superficie transparente. Sam incluso cree que podría dejar impresas sus huellas digitales, cree que podrían quedar como nubes borrosas.
Al llegar frente a la puerta de madera Sam mira su sombra tras de sí, no es mucho más oscura que la ausencia de iluminación del sol. Levanta la cabeza para gritarle a su amigo y el chico nota que el resplandor no lo deslumbra del todo, está mirando un foco faltó de energía eléctrica en la tela celeste. Contempla algunos minutos. Escucha su propia voz lejana, como si él volara, dice el nombre de Nacho, lo ha gritado sin notarlo, ha escapado cabalgando de su garganta, involuntario.
Ignacio sale somnoliento y mira el día que está igual de soporífero que él. Los muchachos se saludan con un gesto. No es un ademán amable o cortés, es más bien una correspondencia rutinaria. Se sientan en la banqueta. Está caliente, tanto que podrían freír algo en su superficie. Es mejor levantarse y deambular.
Caminan silenciosos uno a lado del otro. Realmente no son tan buenos amigos, pero no hay más chicos de su edad para poder salir. Además el uno ve al otro como un chivo expiatorio en caso de que los atrapen hurtando los dulces.
Doblan la esquina, la calidez oscura del ambiente otoñal hace algo pesados los párpados y los pies. Ignacio bosteza, se estira tratando de sacudirse la flojera. Sam se contagia de su bostezo. Se miran un segundo, es la forma en que se preparan mentalmente para el atraco. Con 10 años cada quien aún no entienden mucho de culpa y de moral. Sam sabe que robar es malo, pero no sabe qué tanto. Nacho sabe que robar es muy malo, pero para él es una forma de vengarse del catecismo que lo tiene harto. En el caso de Sam sus padres son muy desentendidos a la hora de hablar de fe. Su padre es un hombre de corbata y auto de lujo, de aquellos cuyo único dios posible es el dios dinero. En cuanto a su madre, ella es una mujer trofeo: bonita, solícita y callada. Haciéndose menos interesante, mientras más edad tiene.  Es curioso el contraste de fe que tienen este par.
Esto de los dulces no es por los dulces ni para Sam, que podría comprar media tienda con lo que suele cargar en los bolsillos, ni para nacho, que no disfruta mucho de ellos debido a una parcial insensibilidad del sentido del gusto. Es, más bien, por un secreto poder, algo asi como por la satisfacción de sentirse más listos que la anciana tendera.
Los chicos se detienen en seco. Miran con decepción la cortina de acero de la tienda. Está cerrado. Se giran 180 grados y sin perturbar el silencio caminan de regreso a la banqueta. A punto de llegar ven que la madre de Nacho abre la puerta de madera, trae cara de angustia. La mujer más religiosa del barrio corre hasta su hijo, le pone un crucifijo y con un padre nuestro en los labios apresura al niño a la casa. Sam extrañado, se queda quieto. Esa mujer lo intimida con su devoción desmedida.
Pasado el momento incomodo bosteza una vez más y emprende el camino a casa. Escucha la hojarasca que cruje ya con menos ruido, la ha pisado casi toda cuando iba a casa de su compañero en los pequeños crímenes.
El niño entra un poco acalorado al patio. Es tan extraño, por que casi no hay sol y aún así se siente la temperatura como un día en la playa. Mientras el piensa esto su madre sale y lo apremia a que entre, también trae cara de que el fin del mundo se acerca.
Dentro, sin tiempo que perder, sube el volumen de la televisión, hay un boletín urgente y está en cadena nacional. Es de la ONU. En la pantalla un sudoroso hombre de traje habla en otro idioma, un voz en off traduce cada palabra con un retraso que acrecentar la angustia de Ana. El mensaje comienza explicando torpemente que la propiedad luminosa de todo aquello que produce luz está desapareciendo. El hombre sudoroso se disculpa por la redundancia, la voz arremeda monótona. Continúa la explicación diciendo que no entienden cómo es posible que la luz se devance y que el calor permanece. El hombre se limpia la cara, como si esa acción le quitara las sombras de terror que tienen sus gestos. El niño mira a su madre que está temblando, luego alternativamente mira la televisión y la ventana. Una breve pausa del flujo informativo hace que Ana apriete todos los músculos.
Algo no anda bien, la gente en la televisión luce una agitación contenida, se miran unos a otros confundidos. La imagen de la pantalla se opaca como vista a través del humo. Se escucha el sonido electrónico del estupor humano, muchos comentarios acerca de que algo falla en la transmisión, de que en las pantallas se no se ve nada. Unos segundos de silencio son antesala a una comunicado lóbrego acerca de que muchas personas en el mundo han entrado en una histeria colectiva; motines, robos, homicidios y demás perversiones hacen las delicias de una hecatombe. No hay crueldad en lo que sucede con las personas, es desesperación y miedo. La voz casi hecha un hilo advierte el peligro de salir de casa. Luego el comunicado se interrumpe. Ana espantada se para e intenta ver que le pasa al aparato. Hace sólo un segundo la mujer era inamovible del sillón y ahora parece incapaz de no vibrar.
Sam va a la ventana y la vuelve a tocar, está tibia, le hace sudar las yemas de los dedos. Con la cabeza en llamas divaga sobre lo que acaba de escuchar. El día está un poco más oscuro. Sus pensamientos se ven interrumpidos por el volumen al máximo del televisor que solo transmite estática. Desesperada, su madre mira la pantalla en negro. Pulsa el botón de + para el brillo pero nada sucede. Se rechina los dientes, Sam la mira intrigado, la mujer está al borde del colapso, está aterrorizada.
La sala entre sombras y la poca luz incómodan a Ana. Enciende la bombilla pero, esta apenas si ilumina. Trepa a un banco y toca el foco con confianza, está caliente, se quema los dedos, hace una mueca de dolor y gime. Sam se ríe y la mujer lo mira irritada.
Ella le grita, él se enoja, ella grita más y él responde. Le calla con una bofetada, la mejilla de Sam se pone roja, brilla más que el foco de la habitación. Ana no tiene tolerancia, el conflicto es breve y ha sido más una catarsis que una corrección disciplinaria. Un lágrima le escoce la piel y el orgullo.
Sam sale corriendo de la casa, su madre paralizada mira el foco más oscuro que antes y oye los gritos de horror que salen a todo volumen de las bocinas del televisor, la crisis exclusiva a vuelto al aire en horario estelar.
Sam corre en dirección al campo, no pasan de las 2 de la tarde y parece ser que ya se acerca la noche. Va hacia la caverna, un gran agujero en la tierra donde él y Nacho suelen ocultar el botín de sus hazañas.
Se sienta en el centro rocoso, hecho un ovillo, llora en silencio. Siente un escalofrío y mira el fondo de la gruta. Un haz de luz le hace iridecer las lágrimas. Es una luminiscencia fría. No transmite calor. No deslumbra. No irrita los ojos, es muy agradable. Sam camina cauteloso hacia la luz. Los últimos 3 años de su corta vida le ha tenido miedo a la expresión "la luz al final del túnel". Pero aunque esto le signifique la muerte, él no ciara.
Hace más frío mientras más brillo hay. Le castañean los dientes y los rastros de lágrimas se le vuelve escarcha en las mejillas.
Llega a una profunda cámara que tiene un hondo cráter. Toda la luz que se supone debería estar afuera está acumulada en esta gruta. Tratando de tocarla, Sam se quema las manos con el frío. Al apartarse tropieza y cae de bruces. Mira las los cúmulos de luz;  son como joyas gigantescas, febriles partículas que pasean erráticas en la bóveda de roca. Relámpagos zigzaguean por el piso como serpientes, en el centro los destellos son pétalos de flores celestiales que explotan; cataratas de soles diminutos marean al niño con su velocidad frenética. Estrellas estáticas se proyectan en las paredes. Columnas de fuego frío sostienen un mar de cristales, todo es fulgor y chispas. Si el paraíso es posible entonces es este lugar dentro de una cueva. Sam es un aladino y ha entrado en la caverna donde se oculta el genio. Todas esas historias de piratas y tesoros adquieren un carácter divino. Luz por todos lados, toda fría y salvaje. Sam se siente jubiloso, este es su tesoro. Respira con toda la potencia de sus pulmones, se deja envolver por este lapsus de gloria. Suspira y ve el vaho de su aliento atravesado por luces que lo transforman en un arcoíris miniatura. El breve estado de gracia, placer y emoción: Se ríe. El sonido de su voz se desliza sobre la iluminada cueva. Corre, un poco entre asustado y emocionado, sale de la gruta. El mundo ya casi se ha apagado. La poca luz que permanece es una muy tenue, solo el sol y unas lejanas estrellas.
Trae luz en los ojos, distingue la figura de alguien que se acerca a la caverna.
-¡¡¡Nacho!!!- Exclama Sam al tiempo que Nacho dice: ¡¡¡Sam!!!
-¿Qué haces aquí?- Se dicen al unísono.
-Me harté de mi madre rezando como loca en casa y mi padre no para de fumar y llorar. ¡Todo es tan ridículo! En la radio escuché que es el fin del mundo. Mejor me vine a la gruta.-adelanta Nacho.
Sam lo mira seriamente, en la sombra nocturna su rostro no revela los gestos de desden y molestia. Con un ademán hosco lo empuja.
-Vámonos de aquí. Es mejor no asustar más a nuestros padres.- dice Sam en un tono forzado.
-No quiero irme de aquí. No volveré a casa, si es el fin del mundo da lo mismo estar aquí que allá.-Nacho responde firmé.
-Tengo mucho dinero aquí conmigo, vamos a la tienda por dulces y luego a nuestras casas.- Sam hará todo por ahuyentar a Nacho.
-La tienda de doña Eustolia fue quemada, arde en llamas de color negro. El pueblo es un caos, es mejor no volver, además aún quedan muchos dulces en la cueva.- Nacho hará todo lo posible por quedarse.
-No voy a dejar que entres, Nacho, mejor vete de aquí.
-Tú no vas a decirme que hacer, niñito rico mi-ma-do.- Contraataca Nacho.
-¡¡¡Qué te larges!!!
-¡¡¡Qué no me voy!!!
-Maldito, ¡vete!, ¡¡¡Está es mi cueva!!!
-¡¡¡Yo la encontré primero!!!! Me pertenece a mi- Espeta
-¡¡¡No vas a entrar!!!! ¡¡¡No lo permitiré!!!
Nacho empuja a Sam y entra corriendo a la gruta. Sam se dispara tras de él. Al alcanzarle ve qué Nacho esta inmóvil y excitado ríe, ha descubierto la luz. Sus irideceres, brillos y destellos lo hipnotizan. Para Nacho estar ahí parado sólo es comparable con estar levitando en el cielo de un día de feria. Sam aprovecha el trance y lo embiste al tiempo que grita rabioso una maldición. Los niños se revuelcan en el suelo, entre gritos, amenazas, pataleos, rasguño y golpes. Nacho se pone sobre Sam y comienza a azotarle el rostro, siente la sangre caliente manar de la nariz de Sam.
-¡Tú sabias que la luz estaba aquí maldito! Tenemos que ir al pueblo y decirle a todos que hayamos la luz.- le grita con una voz trémula, mientras lo tiene inmóvil contra el suelo.
-Esta es mi luz, me pertenece a mí y a nadie más- Sam responde tosiendo, está algo ahogado por la sangre y las lágrimas.
Ojalá con miradas mataran, o, con sus voces cortaran a su enemigo. Imposible, están inermes, pero en la euforia son fieras, cachorros convertidos en quimeras pestíferas.
Cómo puede, el sometido chico, palpa el suelo de la cueva y encuentra una roca del tamaño de su puño, con un arranque de fuerza sobrehumano golpea a Nacho en la cien. Por un momento la roca está tan cerca del punto del cráneo que impacta, que ambos minerales se funden en la eternidad de un segundo. Librado del peso de Nacho se le dibuja una mueca de odio y crueldad, se abalanza sobre el cuerpo aturdido que se retuerce en el suelo. Lo golpea repetidamente en la cara, parece un ritual pagano; la cabeza del niño es un tambor y Sam es un diablo enloquecido. Nacho mareado e indefenso no puede detener todos los ataques.
Pataleando empuja a su agresor y se levanta apenas. A trompicones da pasos de venado recién nacido. La luz, los golpes, los gritos y la sangre lo obnubilan. Se acerca más y más al cúmulo de luz. Sam le arroja la roca a la cabeza, con el impacto Nacho pierde el poco equilibrio que conservaba. Cae en un relámpago. Se esta enfriando, su piel se quiebra y sus huesos revientan. No logra más que ahogar un alarido. Se forman grietas en su cara, los ojos se hacen finos cristales de hielo que se volatilizan. El ruido de el alma del chico congelándose provoca un eco sobrenatural. Más luz se instala en la frágil materia de la que está hecho el niño.
Sam mira el breve espectáculo. Una vez hecho todo nieve y hielo el cuerpo de Nacho. Se acerca y toma su roca, le sacude los restos de piel y, como puliendo una fruta, limpia la sangre en su ropa. Se sienta en la boca la cueva, es como un colmillo. Mira la oscuridad total del mundo. Siente el frío aliento que emana tras de él y le abraza.
Es su luz, no permitirá que nadie se la quite. Cierra los ojos.
*****
NO LEAS LO DE ABAJO.
Nacho está llorando desconsolado, mientras forcejeaba con Sam este dio un paso en falso y fue a dar contra una estalagmita, se le abrió la nuca, una corriente de sangre aureolo su cabeza rápidamente. De la boca del convulsivo niño han estado saliendo incoherencias sobre la luz que le pertenece. El lago rojo se congela mientras el niño gimotea y llora, pero llora sin llanto, se está quedando seco y se enfría más rápido debido a la luz.
Nacho está desencajado mirando la boca de la cueva, el cuerpo de Sam y la danza de rayos de sol. Está dentro de un terremoto. No entiende del todo lo que acaba de pasar aquí.
Piensa, medita, divaga, se aterra, llora, grita, aprieta los puños, se muerde los labios.
Ya no puede ir a decirle a todo mundo que encontró la luz perdida, eso significaría que encontrarían el cuerpo de Sam. Las conjeturas obvias lo señalaran a él como el homicida. Tiene miedo, no era su intención que Sam terminará de esta forma, fue un accidente. Además Sam tiene mayor culpa, pues, su egoísmo orilló a Nacho a portarse violento.
Quedarse aquí con toda la luz no es una idea mucho más seductora que la anterior. Tiembla, no es de frío sino de amargura. Sus ojos consternados se contienen para no mirar a Sam. "Es todo culpa de él", se repite Nacho. Trata de calmarse con esa frase. No era su intención, fue sólo una pelea infantil, sólo un juego cruel, pero un juego al final.
Sam convulsiona, se está muriendo. Escupe una flema de sangre. Nacho aterrado sólo se queda como espectador. No es capaz de hacer nada más que llorar de impotencia. Su madre diría que está en un dilema. Nacho no está muy seguro de si es la palabra correcta. Maldito Sam, se repite.
Nacho es un mártir involuntario. El está sufriendo más que Sam.  Al menos para su cabeza reventada no parece haber muchos conflictos. Quizá ni siquiera siente dolor. Nacho lo envidia, él está sumido en la desesperación y el otro está sumido en una fantasía. Hasta descarado le narra su placentero fin "es mi luz, me pertenece, sólo a mí, luz infinita para mí, luz"
Oye su cantinela constante: es mi luz, me pertenece. Ríe y llora intermitentemente. Nacho desea que termine de morirse, ya no soporta esa patética habladuría, así mismo se siente más patético que el cada segundo más finado Sam.
Por fin, ya se ha muerto. Pero eso no amaina la angustia del vivo. Sus miedos se acrecientan con un desfile de suposiciones: "¿Y si esto? Y si ¿el otro? Y ¿si aquello?" Cada teoría lo conduce a la condena, al fatalismo.
¿Por que no me morí yo? Grita y golpea una pared. Ya no se tolera a sí mismo, sus pensamientos lo están sofocado. Pronto se ahogara en un océano de culpa. ¿Por que no me morí yo? Su cabeza es una cámara de tortura. La escena de Sam muerto con los ojos fijos hacia las estrellas de la cueva le quema las pupilas. Sus pulmones se anegan de frío. Parece un sueño, pero muy real, escucha la voz de su padre y de su madre llamándolo. Nacho tirita y se cubre los oídos. Piensa en la insensibilidad de su lengua.
Afuera es otoño y está en total negritud, aquí adentro es invierno y brilla infernalmente.  Nacho se va quedando poco a poco dormido, el gélido ir y venir de la luminiscencia lo arrulla. No se da cuenta de que entre más cerca se oyen las voces él menos las escucha. El frío es agradable. Es consolador, incluso sus penas se hielan y dejan de atormentarlo. Se duerme, dulces y fríos sueños Nacho. Descansa en paz.

miércoles, 17 de enero de 2018

De cómo el mar es una emoción (o la aceptación de que no puedo ser poeta)

Algo que encontré entre el desorden digital de correos electrónicos. Un pequeño homenaje a un hombre inteligente al que tengo el placer de llamar amigo.

El doctor es un tipazo alegre e ingenioso. Cuando hablo con él me gustaría preguntarle un montón de cosas, pero me contengo. No quiero abrumarlo con el enjambre de inquietudes que siempre tengo. Lo que más me gusta de él, es que nunca me da una respuesta circular y digerida, siempre me indica un camino y me exhorta a buscar. Siempre está recordándome que sea cuidadosísimo a la hora de leer (y de escribir), y juro por todo lo que soy y lo que tengo, que trato de seguir su consejo; es sólo que, a veces cuando leo, las letras parecen vibrar y tomar textura de humo. Sí, es cierto, soy muy distraído... El doctor dice que desvarío: es imposible decirle que no a su sentencia.
El doctor también es profesor (y santo, sin duda), creo que por eso está familiarizado con las ocurrencias tontas de las personas más jóvenes. Ocurrencias como la mía, de querer escribir... escribir cualquier cosa y poder sincerarse en el papel, con uno mismo. Recién le pregunté sobre la motivación para escribir y (maravillosa y digna respuesta de él) me hizo leer un ensayo respecto al tema. Hay mucho que me gustaría escribir sobre dicho ensayo, pero para mis propósitos sólo rescataré un pasaje que dice algo como: "escribir es defender la soledad". Yo no podría escribir para defender ninguna soledad, pero tampoco podría hacerlo para estar en contra de ella. Lo que quiero decir es que el profesor me hizo ver que escribir es un acto que debe hacerse con un respeto implícito muy grande, finalmente es un arte.
Del profesor también debo decir que es más amigo que profesor o que doctor y quizá por eso me siento tan a gusto cuando platico con él, con esa charla informal que se toma muy enserio.  En esas conversaciones suele mencionar cosas que me hacen correr a leer su blog (lectura que repaso dos o tres veces para estar seguro de ser cuidadoso). Hace poco leí en su blog un fragmento de una novela que mi amigo está escribiendo (y que espero algún día ver publicada y tener una copia), el fragmento habla sobre un ángel sin decir jamás la palabra ángel (aunque, ahora que lo pienso; por la leve cargada erótica del texto, podría bien hablar de algún diablo....?). El punto de todo este prolegómeno es el ángel, o la supuesta lectura de él. Mientras revisaba por tercera vez las palabras de mi amigo, tuve un súbito recuerdo: yo a los nueve años en playa del carmen, de vacaciones, vi un ángel, sé que era un ángel porque no lucía como pintan que debe lucir. Era un hombre azul que salió del agua, alto y brillante por la humedad de su piel y el sol. Tenía tres alas y no dos como se piensa. Alas que, creo, le servían de aletas. Sé que era un ángel porque no podía ser otra cosa más que eso, como yo, qué no podía ser otra cosa que un niño de 9 años que estaba seguro de todo en la vida. No hablamos, nos limitamos a mirarnos. El ángel, como en reversa, entró al agua y yo seguí jugando.
Escribí un pésimo poema sobre eso, lo importante es que el doctor no lo lea o me hará mofa, así es él, burlón.
Respecto al ángel; sé que eso fue una emoción nueva, un sentimiento que no cuadra con ningún otro, así que a menudo, cuando vuelvo a sentirme como aquella vez, digo que me siento mar.

Para quien guste leer el fragmento que inspiro este recuerdo: Aquí

miércoles, 10 de enero de 2018

Epistolas necias a quien corresponda II

Otra tonta carta más. Una de cuando sentí una profunda decepción y una rabia roja, sobrecogedora. Léase Lent et douloureux.


Hola
No me abras las puertas de tu boca en la noche, dejame morir junto con el frío como perro.
Y no tengas piedad de mí si te digo que he soñado con el pasado.
El clima de está hora invita a llamarte y que nunca aparezcas...
Déjame en eterna espera... ¿Habrá mejor inspiración que esta?
Vas a volver a donde te encontré, en donde no te conocía y te desconoceré.
Qué estupideces digo... Sólo sirvo para decir, repito, expreso y grito.
Maldita es mi voz cuando pronuncio tu nombre hasta en mis pensamientos más secretos.
No vengas del amanecer, quedate en la hora más densa y no te muevas.
Ya no me hablaras al oído para dejar tus miedos en mí.
¿De qué voy a llenar mis mejores ideas si no son de tus fugaces escapes de aquí?
Miedo, es todo lo que me queda, todo está seco. Que se caigan las hojas de todos los árboles
¿Ya no me hablarás? Qué más da, igual no sé escuchar... Igual nunca sé qué decir.
Lo único que haré será seguir tus pasos hacia atrás y uno por uno tener la noción de que son abismos.
¿Para qué te escribo? Para nada, nunca vas a leer esto, que nunca nadie lo lea. Qué se mueran todos los que me lean, que las palabras les saquen los ojos.
Que tu sufras el cómo mis palabras me sacan los ojos.
Tengo tanta ira, tanta rabia que ya no me importa nada. Me daré el lujo de escribir mi muerte en un papel barato.
No me habrás de abrir las puertas de tu boca, voy a repetirte todo cuanto sea necesario. Muérete y vive y haz de tu vida cualquier demonio. No me habras de abrir las puertas de tu boca. Que se te derrumben los labios que ya estaban derrumbados. Que tu lengua se queme y que tus besos nunca nazcan. Qué me importa a mí lo que te pase. Todo... No me abrirás más que el aire que se me quedo un algún lugar donde me hiela. En los ojos. Y te veo en mis ojos. No estás aquí, ¿a quién le hablo?  Qué hago como un idiota poniéndole palabras a mi desolación. Debería dejarla tranquila. Dejar tu pensamiento de mi pensamiento tranquilo.
Pero quiero hasta matarte y abrirte y dormirme en ti. Quiero romper tus almas. Y secar tu piel y derramarme, soy agua, y ahogarte y ahorcarte. Pero no quiero. Y las palabras son mi herramienta. Te destruiré cuando deje de escribir. Habrás muerto y yo también. Te mueres en mí. Estoy idiota. Loco, hecho pedazos. Mañana amaneceré roto. Y voy a gritar pero ni el dolor se va a sentir. Sufro, lloró. Caigo y me retuerzo y en reliadad no caigo ni me retuerzo. ¿Qué voy a decir yo, que no sé decir nada? Estoy mudo de voz propia, de inteligencia. Por eso oyes, ¿quién? Nadie me oye...  por eso nadie oye que no digo nada.

domingo, 7 de enero de 2018

Epístolas necias a quien corresponda

De cómo escribir cura

A veces pienso en la vida antes de la globalización: cuando se enviaban cartas. A pesar de que he escrito muchas cartas, jamás he enviado una sola. No tengo nadie a quien escribirle, pero aún así, escribo montones y las voy guardando y perdiendo. Hoy me ha dado por publicar algunas aquí. Pequeñas cartas terapéuticas, palabras que me han ayudado a curar mis emociones y mis relaciones. Lo siguiente es desahogo, cartas de desamor que nunca envié.

Sin fecha, ni mucho menos lugar.

Te escribo esto porque soy un cobarde. No soy capaz de plantarme frente a ti y decir que esto se acabo, que el amor se ha vuelto un yugo. Es contradictorio, has de estar pensando, que con la soltura de palabra (verborrea o demagogia, como sea) que tengo, esté escribiéndote una cursilería para terminar contigo.
Sin embargo, heme aquí, escribiendo que ya no podemos seguir más con una relación, ¡pero atención!; no dije que ya no te quiero. Si no te quisiera más, sencillamente desaparecería de tu vida. Dejaría de ir a tu casa, de escribirte mensajes, de llamarte, dejaría cualquier cosa que me vinculara a ti. No me tomaría el detalle de darte explicaciones, mucho menos de escribirte una carta.
Entonces ¿por qué te dejo si te sigo queriendo? Veras, nuestro problema radica en las formas en que entendemos y expresamos el amor. Tú, por ejemplo, construyes tu concepción de lo que debe ser el amor de una manera compleja, llena de matices, relieves y toda suerte de contrastes. Tu experiencia del amor es rica en detalles, te importan las fechas y el tiempo juntos, te importa la comunicación y albergas al final de todo esto unas fantasías románticas que rara vez expresas. Yo, por el contrarío, tengo un concepto llano, insípido, casí primitivo y que en sí es sencillo pero que entorpece nuestra relación. No me preocupa tanto si hace un año comenzamos a ser pareja, me importa el hecho de haber comenzado una relación, pero ¿por qué contar los días? (aclaro, no es un reproche, es apenas una exposición de las diferencias que tenemos) o no nace de mi imaginación —campo fértil a las fantasías barrocas más disparatadas— pensar en el futuro a tu lado, en los detalles de un hogar.
¿Ves cómo un camino que pretendemos hacer común se bifurca? Otra de las diferencias irreconciliables que tenemos es la que concierne a las expresiones físicas del amor... —vas a decir que es una niñería— detestas que te abrace cuando caminamos, más de una vez me has mirado con expresión de desacuerdo y reproche cuando te he abrazado al caminar, y si la expresión no era suficiente para hacer que desistiera venían las palabras a la carga, tú sabes cuales frases: "detesto que me abraces mientras caminamos"
Siendo objetivos, acepto ser empalagoso. Quizá es el reflejo del algún anacronismo de la infancia relacionado con la falta o exceso de contacto físico. Lo cierto es que podemos hacer un minucioso catálogo de las cosas que nos ponen a discutir.

No podría decir que tú estás mal, o que yo mismo lo estoy. Finalmente me enamore de ti, con tus virtudes y defectos. Y tú de mí. 
Me ha faltado agregar que te dejo más por motivo de no seguir causando controversia en nuestra relación que por no poder solucionar nuestros problemas. Visto de otra manera, le hacemos daño a nuestro amor, y quiero creer que me quito para que el amor no termine, que finalmente es terminar con él.
No desatino al decir todo esto, lo creo firmemente. Tanto como que creo en este amor torcido. Mira, hemos pasado momentos brillantes juntos —aunque parezca un lugar común decirlo, incluso hablar de lo bien que la pasamos— pero —palabra clave y clavo de ataúd— carecemos de lo que se necesita para ser pareja. Carecemos de empatía, de comprensión y de ganas de hacer algo para remediarlo. Tratamos de hacer cosas inútiles para solventar esas carencias, tú, por tu parte, te avocas a tener fe en que mejoraré, en que cambiaré y yo —fatalista y desertor—te escribo cartas para romper contigo. 
Aunque duela decirlo; está carta no es la primera, incluso la puedes leer como la síntesis de una larga apología simplona y tristera de porque debemos terminar. 
Quiero recordar líneas de otras cartas para agregarlas aquí, pero la memoria no coopera conmigo. Y no puedo consultarles ya. Hace tiempo que las eché al fuego. Pensé, tontamente, que echaba también al fuego mis errores y que cambiaría. 
No pretendo extenderme mucho más. Lo menos que necesitas ahora son la acumulación de mis excusas con las explicaciones de nuestras diferencias. Pero quiero recordarte un hecho concreto, algo que pienso es revelador sobre nuestra vida en común: La primera vez que comimos helado juntos, apuesto que al leer esto tu memoria hace un collage de cientos de escenas donde comemos helado juntos. ¿Cuál corresponde a la primera vez? ¿No se están mezclando y confundiendo todas esas escenas? ¿No te parece que se vuelven la misma escena que se continúa infinitamente sin que existan escenas de manera individual? Todas como un todo. Te preguntaras por que quiero que recuerdes esté hecho concreto. Resulta que este particular eco de escenas es la manera en la que veo nuestro amor. Un amor hecho de amores pequeños, que forma un todo ininterrumpido. Un placer cristalizado de placeres. No puedo dejarte porque no te dejo del todo y solo necesito un poco de ti para tenerte siempre y hasta siempre.

Te amo, adiós.

jueves, 4 de enero de 2018

Galería de las distintas formas de decir lo mismo.

Voy coleccionando citas sobre la destreza humana de repetir —siento que me repito cuando repito al otro, no cuando me repito a mí (Porchia, Voces).— de otra forma aquello que ya ha dicho un antecesor... Pensad bien lo que sigue y reflexionad en lo frecuente y fácil que es a dos interlocutores, empleando las mismas expresiones, haber pensado y decir cosas radicalmente diversas (Diderot, Le paradoxe sur le comédien). Estas observaciones no tienen nada de original. Pero son evidentes, y eso basta por algún tiempo (Camus, Le mythe de Sisyphe). No hay origen ya, lo dicho siempre ha sido.  


Prólogo a la eternidad 
Todo se ha escrito, todo se ha dicho, todo se ha hecho, oyó Dios que le decían y aún no habiendo creado el mundo, todavía no había nada. También eso ya me lo han dicho, repuso quizá desde la vieja hendida Nada. Y comenzó. Una frase de música del pueblo me cantó una rumana y luego la he hallado diez veces en distintas obras y autores de los últimos cuatrocientos años. Es indudable que las cosas no comienzan: o no comienzan cuando se las inventa. O el mundo fue inventado antiguo.
Macedonio Fernández / Museo de la novela de la Eterna

El diálogo entre el No y el Sí es éste: 
No: Se ha dicho todo —de lo que era importante y sencillo de decir— en los milenios que los hombres llevan pensando y desviviéndose. Se ha dicho todo de lo que era profundo en relación con la elevación del punto de vista, es decir amplio y extenso al mismo tiempo. Hoy día, ya solo nos cabe repetir. Sólo nos quedan unos pocos detalles ínfimos, todavía inexplorados. Sólo le queda al hombre actual la tarea más ingrata y menos brillante, la de llenar los huecos con una algarabía de detalles. 
Enrique Vila-Matas / Bartleby y compañía

Hallado en Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso
La mosca que zumba en este momento a mi alrededor, si se duerme por la noche para recomenzar después su zumbido; o si se muere esta noche y en la primavera otra mosca, salida de algún huevo de la primera, se pone a zumbar, todo en sí es la misma cosa. 
Arthur Schopenhauer / El mundo como voluntad y representación

2D de Gorillaz citando a David Bowie 
A veces no siento que sea una persona. Soy tan sólo una colección de ideas de otros. 
Cass Brownie & Gorillaz / The rise of the Ogre

Epifanía de Sammaël 
[...] Entonces comprendió que, aun siendo así, el interminable círculo de la Existencia hace imposibles los Retornos, no porque la Historia varíe un milésimo de milímetro, ni porque la monótona repetición de sucesos y cosas no seas idéntica en cada vuelta, ni porque uno no regrese al mismísimo lugar, a la mismísima situación, en el mismísimo tiempo, sino sencillamente porque en el tránsito circular uno mismo cambia y, entonces, gastado por el movimiento, pulido por la travesía, reacomodando por la mudanza y con el constante reajuste de la traslación aquello idéntico se mira con ojos distintos que lo hacen irreconocible para siempre y desde siempre. Lo más que se deja traslucir de vez en cuando es una lejana sensación de dejá vu. 
Tal vez Brianda Domecq / Bestiario Doméstico

Nota a un libro de poesía
Todo es creación: yo elijo aun lo que fue dicho, que es ahora diferente porque lo transforma ese cúmulo de datos convergentes en cuyo punto de intersección me encuentro. Y todo es plagio. Todo ha sido ya dicho. 
Ulalume González de León / Plagio I

Leído accidentalmente en un artículo sobre citas a revistas no indexadas
Todo ha sido dicho antes, pero dado que nadie escucha, tenemos que regresar y empezarlo todo otra vez.
André Gide / Le traité du Narcisse

Tema Bíblico con 19 variaciones (o una forma Bachiana de acomodar el mismo motivo de forma exponencial)
LBLA Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol.
DHH Nada habrá que antes no haya habido; nada se hará que antes no se haya hecho. ¡Nada hay nuevo en este mundo!
JBS ¶ ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
NBD Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol! 
NBLH Lo que fue, eso será, Y lo que se hizo, eso se hará; No hay nada nuevo bajo el sol. 
NTV La historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes. No hay nada realmente nuevo bajo el sol.
NVI Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol! 
CST Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; Lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol! 
PDT ¿Qué sucedió antes? Lo mismo que sucederá después. ¿Qué se hizo antes? Lo mismo que se hará después. No hay nada nuevo bajo el sol.
BLP Lo que fue, sucederá; lo que se hizo, se hará: nada es nuevo bajo el sol.
BLPH Lo que fue, sucederá; lo que se hizo, se hará: nada es nuevo bajo el sol.
RVA-2015 Lo que fue, eso será; y lo que ha sido hecho, eso se hará. Nada hay nuevo debajo del sol. 
RVC ¿Qué es lo que antes fue? ¡Lo mismo que habrá de ser! ¿Qué es lo que ha sido hecho? ¡Lo mismo que habrá de hacerse! ¡Y no hay nada nuevo bajo el sol!
RVR1960 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
RVR1977 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 
RVR1995 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará, pues nada hay nuevo debajo del sol.
RVA ¿Qué es lo que fué? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada hay nuevo debajo del sol.
SRV-BRG ¿Qué es lo que fué? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada hay nuevo debajo del sol.
TLA Lo que antes sucedió, vuelve a suceder; lo que antes se hizo, vuelve a hacerse. ¡En esta vida no hay nada nuevo!
Eclesiastés 1:9 / 19 Biblias

Frase leída en una imágen cómica
La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa.
Karl Marx (complementando una cita de Hegel) / El 18 de brumario de Luis Bonaparte

Borges dice en "La trama" que
Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías [...] para que se repita una escena.
 Jorge Luis Borges / El hacedor

Palabras más apropiadas para describir la labor de reunir citas sobre la no novedad
Repito que todo esto ha sido dicho y redicho. Me limito aquí a hacer una clasificación rápida y a indicar estos temas evidentes. Circulan a través de todas las literaturas y todas las filosofías. La conversación cotidiana se nutre de ellos. No se trata de volver a inventarlos.
 Albert Camus / El mito de Sísifo

Una alusión a Epicuro en "Lo demás es silencio" de Monterroso me llevó a leer esto 
[...] El universo fue siempre tal como es ahora y siempre será tal, pues no existe nada hacia lo cual [pueda] cambiar. Pues no existe nada además del universo que, habiendo ingresado a éste, pudiera producir cambio.
 Epicuro / Epístola a Heródoto

El eterno retorno en una isla
El atroz eterno retorno. Incompleto [...] Creí haber hecho este descubrimiento: en nuestras actitudes ha de haber inesperadas, constantes repeticiones. La ocasión favorable me ha permitido notarlo. Ser testigo clandestino de varias entrevistas de las mismas personas no es frecuente. Como en el teatro, las escenas se repiten.
Adolfo Bioy Casares / La invención de Morel

Sacado de un libro de cual (por ahora) sólo conozco fragmentos o, mejor dicho: Ecos
Y sin ese repetirse eternamente de todo, de sí mismo a sí mismo, a cada instante, todo duraría un instante. Hasta la misma eternidad duraría un instante.
António Porchia / Voces

Buscando el ensayo LVIII de Bacon terminé leyendo sus aforismos 
7. La industria manual y la de la inteligencia humana parecen muy variadas, a juzgar por los oficios y los libros. Pero toda esa variedad reposa sobre una sutilidad extrema y la explotación de un reducido número de experiencias que han llamado la atención, y no sobre una abundancia suficiente de principios generales.
Francis Bacon / Novum Organum

Voces
El viento y las palabras no escarmientan: siempre desenterrando caracoles dónde estrenar el viejo asunto. A sí mismos se plagian.
Ulalume González de León / Plagios I 

A partir de un diálogo en una señorial casa de Sulaco en Costaguana 
El valor de unas frase depende de la persona que la pronuncia, porque nada nuevo puede salir de labios humanos.
Joseph Conrad / Nostromo

Sobre el pasado y futuro en la música
No hay nada esencialmente diferente entre una fuga moderna [y una antigua]. Está, en lo que respecta a la forma o al carácter emocional en general, sigue siendo la fuga de una época disciplinada. El problema para el oyente es el mismo en ambos casos.
Aaron Copland / Cómo escuchar la música

De una historia de mala muerte     
Hablamos de otra cosa, es decir, de lo mismo. 
Max Aub / Historias de mala muerte 

Del prólogo de un libro de poesía harto particular; un pensamiento sobre el amor 
[...] Siempre fui tan enemigo de repeticiones como amigo de novedades, menos en amor —porque en ese terreno no las hay, como lo prueban cumplidamente algunas muestras de siglos pasados— [...]
Max Aub / Versiones & Subversiones

Salido del modo aleatorio de una app
Traducir: 1. tr. Expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra.
Vigesimotercera edición del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española

De una voz fragmentaria
Lo que pasa ahora ha pasado siempre.
Juan José Arreola / La Feria

Un pensamiento sobre Henrik Lorgion, idealista buscador de la belleza
A nadie se le permite en este mundo ser totalmente original, a partir del momento en que todo o casi todo ya ha sido dicho por un griego.
Juan Rodolfo Wilcock / La sinagoga de los Iconoclastas

Apología del remix en Evangelion
Ya no hay espacio para la originalidad absoluta en el ámbito del anime, especialmente teniendo en cuenta que nuestra generación creció bajo cantidades masivas de anime. Todas las historias traen consigo una inevitable sensación de déjà vú. La única manera de expresión abierta para nosotros es un collage de obras ya existentes. La gente que hace anime y la gente que lo ve quieren ver las mismas cosas. Los creadores han estado haciendo la misma historia durante 10 años, los espectadores parecen estar satisfechos y no hay sentido de urgencia. No hay futuro en eso.
Hideaki Anno

Escribe, Alejandro Ferri, en su vejez
Noto que estoy envejeciendo; un síntoma inequívoco es el hecho de que no me interesan o sorprenden las novedades, acaso porque advierto que nada esencialmente nuevo hay en ellas y que no pasan de ser tímidas variaciones.
Jorge Luis Borges / El libro de arena

En la noche de los dones
Alguien invocó la tesis platónica de que ya todo lo hemos visto en un orbe anterior, de suerte que conocer es reconocer; mi padre, creo, dijo que Bacon había escrito que sí aprender es recordar, ignorar es de hecho haber olvidado.
Jorge Luis Borges / El libro de arena

André Marcueil dixit
Lo que un hombre ha hecho otro puede repetirlo.
Alfred Jarry / El Supermacho

Todas las historias
Todas las historias se repiten
Y aun así cada historia tiene que escribirse
[...]
Estamos otra vez igual que ayer bajo las estrellas
Y sin embargo hoy la inmensidad brilla diferente
Estamos otra vez frente al mar, en la misma arena
Y suena otra canción…
Todas las historias son las mismas
Y aun así cada personaje es un enigma
[...]
Estamos otra vez igual que ayer bajo las estrellas
Y sin embargo hoy la inmensidad brilla diferente
Estamos otra vez frente al mar, en la misma arena
Y sin embargo hoy el mismo mar canta otra canción.
La Barranca / Lo Eterno

El inicio de un cuento o las palabras de Eudoro Acevedo
No hay dos cerros iguales, pero en cualquier lugar de la tierra la llanura es una y la misma.
Jorge Luis Borges / Utopía del hombre que está cansado

Entre la concepción del universo según Newton, un resumen de Whitehead sobre su cosmogonía, una reminiscencia a Epicuro y un corolario de Auden
Vinculada a esta concepción [Newtoniana del universo] también se halla la de la Gran Cadena del Ser, esto es, que la creación era completa en sí misma; todo cuanto probablemente pudiese existir ya se hallaba ahí sin espacio para poder admitir cualquier novedad adicional, y dispuesto en una jerarquía existencial ordenada y racionalmente comprensible.
W. H. Auden / Iconografía Romántica del Mar

Fragmento oral

¿Quién se propone ser original, ni en forma ni en contenido? Lo importante es dar a lo general el hálito de persona. Todos los hombres han vivido la historia del mundo, pero me siento obligado a hacer mi traducción del ser, mi propia versión.
Juan José Arreola / La palabra educación

No se repite, se actualiza, se reanuda, se restaura
No hay frase de nadie que no tenga mil antecedentes. Con sólo tres o cuatro frases el lenguaje se muestra sucesivo en sí mismo, en la persona que lo habla, en el tiempo, y es también sucesivo porque lo vamos heredando y repitiendo, aunque sus fórmulas parezcan verdaderas novedades.
Juan José Arreola / La palabra educación

Aquello que ha vuelto a pasar
EL AMO.—Ea, Jacques, mi querido Jacques cuéntame la historia del camarada de tu capitán.
JACQUES.—No digo que no; pero no os la creeréis.
EL   AMO.— ¡Así debe ser maravillosa!...
JACQUES.—No, lo que pasa es que ya le sucedió a otro personaje, un militar francés llamado, creo, M. de Guerchy.
EL AMO.—¡Ah! Entonces diré como aquel poeta francés, el cual, habiendo compuesto un epigrama bastante bueno, le dijo a otro que se lo atribuía en su presencia: «¿Y por qué no va a haberlo escrito este caballero, sí hasta yo mismo lo he escrito?...». ¿Por qué, entonces, la historia de Jacques no habría de sucederle al camarada de su capitán, si ya le había sucedido a un militar francés llamado M. de Guerchy? Además, contándome esa historia, matarás dos pájaros de un tiro, porque ignoro lo que les sucedió a ambos personajes.
JACQUES.—¡Mejor! Pero jurádmelo.
EL AMO.—Lo juro.
Denis Diderot / Jacques el Fatalista y su amo

Variación de aquello que ha vuelto a pasar

EL AMO: Pero, dime, ¿dónde están nuestros caballos?
JACQUES:Dejad de hacer preguntas estúpidas, señor.
EL AMO: ¡Esto es absurdo! ¡Como si un francés pudiese recorrer Francia a pie! ¿Conoces tú al que se permitió reescribir nuestra historia?
JACQUES: Un imbécil, señor. Pero ahora que nuestra historia está reescrita, no podemos cambiar nada más.
EL AMO: ¡Que perezcan todos aquellos que se permiten reescribir lo que ya está escrito! ¡Que sean empalados y quemados a fuego lento! ¡Que sean castrados y que les corten las orejas! Me duelen los pies.
JACQUES: Señor, a los que reescriben jamás se les quema y todo el mundo les cree.
EL AMO: ¿Crees que creerán al que ha reescrito nuestra historia? ¿Que no van a mirar en el «texto» para ver quiénes somos realmente?
JACQUES: Señor, muchas otras cosas se han reescrito además de nuestra historia. Todo lo que ha ocurrido ha sido ya reescrito centenares de veces y a nadie se le ha pasado por la cabeza comprobar lo que había ocurrido en realidad. La historia de los hombres ha sido reescrita tantas veces que la gente ya no sabe quién es.
Milán Kundera / Jacques y su amo, homenaje a Denis Diderot

Silogismo ante el exiliado
MI HERMANO.—¡Qué cambio!
MELCHOR.—No es novedad. Lo nuevo sería que todo permaneciera como fue.
Max Aub / La vuelta: 1964

Carta CIII
Ignoraría todavía quién es su amante; porque no hablándome más que de él en toda su carta, no lo menta vmd. ni si quiera una vez. Yo no tenía necesidad de ello; pues bien sé quién es. Pero hago esta observación, porque me acuerdo que éste es siempre el estilo del amor. Veo que sucede lo mismo hoy que en tiempos pasados.
Pierre Choderlos de Laclos / Las amistades peligrosas

Coleccionismo
El deseo me impedía ver lo que más tarde sería evidente, a saber que el destino y sus monotonías no son otra cosa que la manía en la que poco a poco se hunde la libertad. Siempre se encuentran las mismas circunstancias porque, primero sin saberlo, uno es un coleccionista sin remedio.
Pierre Drieu La Rochelle / Interludio Romano

La pauta general
Como esta escena se caracteriza, a mi entender, por suceder siempre —y como le demás de este tipo, tácitas o habladas, en el fondo sólo son una copia de ésta (¡la eterna!)—, me veo obligado a escribirla en presente de indicativo, para aquellos que estáis destinados a representarla por vosotros mismos.
Villiers de L'Isle-Adam / Dos augures

Otra vez
Como en la vida todo se repite...
 Adolfo Bioy Casares / Catón

La eternidad posterior es anterior
Y ahí tenemos otro racionalista, éste no ya resignado y triste, como Spinoza, sino rebelde, y fingiéndose hipócritamente alegre, cuando era no menos desesperado que el otro; ahí tenéis a Nietzsche, que inventó matemáticamente (!!!) aquel remedo de la inmortalidad del alma que se llama la vuelta eterna, Y que es la más formidable tragicomedia o comitragedia. Siendo el número de átomos o primeros elementos irreductibles finito, en el universo eterno tiene que volver alguna vez a darse una combinación como la actual, y por lo tanto, tiene que repetirse un número eterno de veces lo que ahora pasa. Claro está, y así como volveré a vivir la vida que estoy viviendo, la he vivido ya infinitas veces, porque hay una eternidad hacia el pasado, a parte ante, como la habrá en el porvenir, a parte post. Pero se da el triste caso de que yo no me acuerdo de ninguna de mis existencias anteriores, ni es posible que me acuerde de ellas, pues dos cosas absoluta y totalmente idénticas no son sino una sola. En vez de suponer que vivimos en un universo finito, de un número finito de primeros elementos componentes irreductibles, suponed que vivamos en un universo infinito, sin límite en el espacio —la cual infinitud concreta no es menos inconcebible que la eternidad concreta, en el tiempo—, y entonces resultará que este nuestro sistema, el de la vía láctea, se repite infinitas veces en el infinito del espacio, y que estoy yo viviendo infinitas vidas, todas exactamente idénticas. Una broma, como veis, pero no menos cómica, es decir, no menos trágica que la de Nietzsche, la del león que se ríe. ¿Y de qué se ríe el león? Yo creo que de rabia, porque no acaba de consolarle eso de que ha sido ya el mismo león antes y que volverá a serlo.
 Miguel de Unamuno / Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos

La eternidad posterior 
Los más locos ensueños de la fantasía tienen algún fondo de razón, y quién sabe si todo cuanto puede imaginar un hombre no ha sucedido, sucede o sucederá alguna vez en uno o en otro mundo. Las combinaciones posibles son acaso infinitas. Sólo falta saber si todo lo imaginable es posible. Se podrá también decir, y con justicia, que mucho de lo que voy a exponer es repetición de ideas, cien veces expuestas antes y otras cien refutadas; pero cuando una idea vuelve a repetirse, es que, en rigor, no fué de veras refutada. No pretendo la novedad de las más de estas fantasías, como no pretendo tampoco, ¡claro está!, el que no hayan resonado antes que la mía voces dando al viento las mismas quejas. Pero el que pueda volver la misma eterna queja, saliendo de otra boca, sólo quiere decir que el dolor persiste. Y conviene repetir una vez más las mismas eternas lamentaciones, las que eran ya viejas en tiempo de Job y del Eclesiastés, y aunque sea repetirlas con las mismas palabras, para que vean los progresistas que eso es algo que nunca muere. El que, haciéndose propio el vanidad de vanidades del Eclesiastés, o las quejas de Job, las repite, aun al pie de la letra, cumple una obra de advertencia. Hay que estar repitiendo de continuo el memento mori.
 Miguel de Unamuno / Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos

Nada es mío
Si desmonto el Yo pedazo por pedazo, encuentro siempre trozos y fragmentos que proceden de fuera; a cada uno podría ponerle una etiqueta de origen. [...] Si realizo a fondo el inventario de las apropiaciones, el yo se me convierte en una forma vacía, en una palabra, sin contenido propio. Pertenezco a una clase, a un pueblo, a una raza; no consigo nunca evadirme, haga lo que haga, de unos límites que no han sido trazados por mí. Cada idea es un eco, cada acto un plagio. Puedo arrojar a los hombres de mi presencia, pero una gran parte de ellos seguirá viviendo, invisible, en mi soledad.
Giovanni Papini / Gog

Ensayo LVIII
Dice Salomón: Nada hay nuevo bajo el sol (Ec. 1:9); así como Platón imaginaba que todo conocimiento es sólo una remembranza, así Salomón pronunció su sentencia: ni de lo que sucederá habrá memoria (Ec. 1:11); por donde se puede ver que el río Leteo corre por encima cono por debajo del suelo.
Francis Bacon / Ensayos

Uno de los espectáculos más singulares de la comedia humana
La última palabra no existe. El nuevo credo era ya antiguo cuando Ninive levantaba su grandeza hacia el cielo. Estas osadas palabras, que tan nuevas parecen a los que las pronuncian, fueron dichas antes un centenar de veces con un acento que difería muy poco del actual. El péndulo oscila hacia atrás y hacia adelante. El círculo es recorrido una y otra vez.
William Somerset Maugham / La luna y seis peniques

Declaraciones de un inmortal
Después de un par de siglos, un tedio incurable se apodera de los desventurados inmortales. El mundo es monótono, los hombres no enseñan nada, y se cae, en cada generación, en los mismos errores y horrores; los acontecimientos no se repiten, pero se parecen; lo que me quedaba por saber ya he tenido bastante tiempo para aprenderlo. Terminan las novedades, las sorpresas, las revelaciones. Se lo puedo confesar a usted, ahora que únicamente nos escucha el mar Rojo: mi inmortalidad me causa aburrimiento. La tierra ya no tiene secretos para mí, y no tengo ya confianza en mis semejantes. Y repito con gusto las palabras de Hamlet, que oí la primera vez en Londres en 1594: «El hombre no me causa ningún placer, no, y la mujer mucho menos».
Giovanni Papini / Gog

Dos versiones de Andar para terminar en el mismo lugar
Así es, mis queridos compañeros y socios en esta gran cosecha de nuestra ilustración de fatigas como ahora madura ante nuestros ojos, así es como con lentos pasos de fortuito progreso, nuestros conocimientos físicos, metafísicos, psicológicos, polémicos, náuticos, matemáticos, enigmáticos, técnicos, biográficos, románticos, químicos y ginecológicos, amén de otras cincuenta ramas más (casi todas ellas terminadas en «...icos»), han ido multiplicándose en estos últimos siglos hacia el «Ακμή» de sus perfecciones, del cual, si hemos de fiarnos de los progresos registrados los últimos siete años, no debemos andar demasiado lejos. 
Cuando lleguemos a esa perfección, es de esperar que acaben de producirse más escritos. Y andando el tiempo —como la guerra engendra la pobreza, y ésta la paz, se pondrían a su vez punto final a todo tipo de conocimiento para —luego— tener que empezar todo de nuevo o, en otras palabras, para quedarnos donde estábamos.

Así,—así, compañeros de trabajo y asociados en esta gran cosecha de nuestra cultura que ahora está madurando ante nuestros propios ojos: así es cómo, a pequeños y casuales pasos que los han ido incrementando, nuestros conocimientos físicos, metafísicos, fisiológicos, polémicos, náuticos, matemáticos, enigmáticos, técnicos, biográficos, románticos, químicos y obstétricos, junto con los de otras cincuenta ramas del saber (la mayoría de ellos, como los ya mencionados, acaban en ico), han ido gradualmente, durante los dos últimos siglos o más, reptando hacia arriba en pos de esa Ακμή de sus perfecciones, de la que, si basándonos en los progresos de los últimos siete años podemos hacer una conjetura, ya no podemos estar muy lejos. Tal cosa, cuando suceda, es de esperar que pondrá fin a todo género de escritos cualesquiera;—la falta de todo género de escritos pondrá fin a todo género de lectura;—y eso, con el tiempo, Al igual que la guerra engendra la pobreza y la pobreza la paz, ——debe lógicamente poner fin a todo género de conocimientos,—y entonces——tendremos que volver a empezar una vez más; o, en otras palabras, volveremos a estar donde empezamos.
Laurence Sterne / Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy

7. Invocación y evocación de la infancia

En un viejo cuaderno escolar tengo escrita esta frase al margen de una de las últimas páginas: Busco quién se acuerde de lo que se me olvida...