De un tiempo a esta parte —frase architrillada, no sólo lugar común, sino paso peatonal del tránsito cultural— viene una musa nueva de no haber sido nunca, y de no haberse gastado jamás. Prodigio de la más alta novedad, aquello que está en las cosas no sólo no hechas aún, sino jamás hechas nunca. Nada que no se haya dicho antes, por lo tanto, dulce discurso y teoría. Léase con moderación, puesto que cada vez, es la última vez.
Presentir que en un segundo de vida intensa revivimos virtual y actualmente el universo.
Prólogo al Corazón doble / Marcel Schwob
Desde que se descubrió que la sucesividad del Tiempo era una ilusión, fue abolida la relación de las causas y los efectos. Y aunque el Espacio es una permanencia única, el Tiempo lo multiplica; y tenemos a cada momento un diferente aquí [cosa que no ha terminado de darnos la pauta de que si el Espacio en sí es uno y luego con el Tiempo es muchos, podemos decir que en efecto: el Espacio es uno en sí; pero como no hay causas ni efectos, entonces no hay respuesta —aunque el no haber respuesta sea un efecto de su necesaria causa—]. Van los hombres viviendo en el aquí ayer o el aquí hoy que les toca [llamados ayer y hoy (y mañana) sólo por la conveniencia de distinguirlos entre sí]: circunstancia que me permite permanecer en esta habitación sin importunar al yo del momento de al lado ni al del momento del otro lado, pues cada cuál tiene sendo momento para habitarlo cómodamente sin intervenirnos. Puedo —Yo— hacer aquí y ahora lo que me plazca sin que el yo del más allá en el Tiempo sin dirección sufra por lo que decido: prodigio del verdadero y real libre albedrío, un actuar sin consecuencias, porque los antiguos actuares —antes del descubrimiento de la ilusión del Tiempo sucesivo— tenían siempre multitud de consecuencias que producían remordimientos —hoy también abolidos—, es decir que nada que hagamos y nos traiga arrepentimiento puede ser resultado de la libertad, sino más bien consecuencia del castigo de la sucesividad, que es un esclavismo.
Como sigo diciendo, vivo mi momento con estrechez de tiempo pero con largueza de estar a mis anchas en el Espacio que cabe en este segundo: cantidad universal nada desdeñable. Conozco mi momento como si fuese el hemisferio visible de B 612 en la página de aquel bonito libro. Tuve la suerte, creo, de haber nacido en la coyuntura auroral que tiene mucha noche de un lado y poco día del otro; tampoco me quejo, porque a veces me asomo al momento de muy allá y puedo ver el atardecer cuando para mí nunca llega ni el mediodía. Mi momento es acogedor y tengo todo lo que los momentos de atrás tenían, más algo que es solamente mío: me tocó leer la primera página del libro de los viajeros sin hogar, que al no haber partido nunca, en realidad tampoco han llegado a viajar. Conocimiento que me da la vanidad de ser uno de esos extraños seres que son de alguna forma lo que no llegaron a ser. Quiero decir que he caminado mi momento por arriba y por abajo sin haber dejado de habitarlo subitáneamente. Pero no es el caso hablar de continuado sobre lo que no puede ser gran cosa.
Era mi momento tal cual siempre, sin alteración de nada; hasta que ella apareció. Me da cierta vergüenza admitirlo, pero no conozco su nombre, pues viene de un momento cuando éste yo que soy Yo no conoce todavía la palabra que la nombra. He de decir que conozco todas las palabras que hasta este momento los otros yo han sabido, pero como sólo sé de los yo que fueron, no sé las cosas que los yo que serán saben. A ella no le molesta mi ignorancia de lo porvenidero, se porta indulgente. Viene de un momento donde descubrió que me amaba más antes de que yo supiera quién era ella. Quiero decir que ella amó a un otro yo hasta el momento en que dejó de amarlo y se le ocurrió que extrañaba lo que yo había sido antes de ella: es decir a mí, al Yo del aquí en éste momento. Sin temor a nada, dejó a ese yo que dejó de amar y ha venido a invadir éste momento en mi busca. Sabía que vendría porque ella ha estado visitando todos los momentos antes de que ella apareciera en las vidas de los yo de antes de ella. La había visto en el momento vecino, notablemente furiosa porque su pretensión se acaba cuando contamina los momentos de su inexistir con su estar allí. Va saltando al momento de antes, dejando tristes a todos, pues cuando la conocen, la aman y al amarla, ella deja de amarlos, pues siente añoranza del ser que fuimos los yoes antes de ella. No parece tener voluntad de volver a habitar su debido momento. Siente ansiedad por no querer dejar de ser lo que no ha sido. Ella es lo que en otro momento un yo amará, así que la naturaleza de ese hecho nos condena desde a priori a quererla. Como no he dejado de decir, deja un rastro de desolación mientras persigue un imposible. Cosa que me inquieta, porque por supuesto guardo en mí la sensación de haber tenido y haber perdido, pero no sabría cómo lidiar con la segunda mitad desagradable de ese todo. Prueba de la efectiva abolición de la causaefectística del mundo, que permite sufrir el dolor sin el golpe y el amor sin el enamoramiento.
De entre mis pasatiempos, cosa de decir no dejada de decir: paso el rato en mi momento recolectando el tiempo marchito de las flores del aquí ya. Por lo que en donde vivo no hay nada marchito, y el marchitante tiempo se acumula en el momento de hace un momento, donde lo arrojo como quien defenestra su desesperación por la ventana. Quiero seguir diciendo que esto es importante porque por semejante procedimiento de tomar el brillo de la luz o lo líquido del agua: me ausenté de mi momento mientras pasaba el huracán que me busca.
Fui al momento después de que ella me abandonó a Mí, el otro yo, para saber qué se hace con el sufrimiento —sensación a la que no he sabido extirparle el dolor—. Grande será mi sorpresa al haber sabido que esa ella que anda pasos atrás no es la ella que yo creí: la veo allí, en su momento debido, oculta de tristeza.
Naciente pregunta me acosa: ¿si ella no falta aquí después, de cuándo es? Voy a todos los momentos en que se supone su tiempo se cruza con el mío de los otros, hasta que todo vuelva a acabar. Y en cada tiempo, ella está cuando debe de estar. Ella no es quien debe ser.
Mi momentánea ausencia de mi aquí termina y puedo continuar solo como estaba, antes del amanecer. Entonces ella sigue viniendo porque no se había ido, me esperaba. No dejo de preguntarle por su tiempo y ella no deja de no responder. Sigue insistiendo en callar. Le hablaré sin interrupción de mi curiosidad. Ella me contesta que perderá su tiempo por fatalidad. Comprendí: Ella es lo que pudo haber hecho y no hizo en su tiempo. Estoy con un fantasma del deseo no satisfecho. Me abraza y sé que no tiene a donde ir porque nunca se fue y que tampoco puede volver por nunca haberse ido. Le leeré la primera página del libro de los viajeros sin hogar. Le regalo las flores inmarcesibles y le pedí que se quedará.
Glosario de conceptos aproximados
Ilusión: Idea cierta sobre un fenómeno hasta que la realidad impone su tiranía.
Causa: Medio del que se vale un Efecto para producir otro Efecto.
Efecto: Combinación de hechos impermanentes que nunca son producto de lo que se cree. p. ej. la lluvia, que no es efecto del agua condensada en las nubes, sino efecto del empuje atractivo que genera la tierra sedienta.
Tiempo: 1. País imaginario con tres territorios en conflicto: ayer, hoy y mañana. En otro tiempo del Tiempo que es un todo y que en realidad no tiene fronteras, hubo una gran guerra entre los proyectistas y los conservadores: tal conflicto propició la creación del estado neutro de los que carpediemean la vida. 2. El Tiempo es el dios de la abundancia y del derroche, inventor de las canciones y del miedo. 3. Fabulación de la mente humana que pretende atribuir a alguna fuerza las transformaciones que no son más que lo que siempre fueron.
Espacio: 1. Materia que puede resumirse en mapas pero que insiste en no parecerse a sus retratos. Es infinita hacia lo microscópico, por lo cual no es susceptible de mensuración, pero se acaba después de darle una vuelta en espiral. 2. Lugar donde está todo, incluso el Tiempo; se compone de espacios vacíos que se colindan y en cuyas brechas y coyunturas es donde se produce el fenómeno de la tangibilidad. 3. La Nada que se conjuga con el Tiempo, que es el Todo. Femenina y física, se porta elusiva y es inventora de las flores.
Momento: Espacio que dura tanto como dicten el sentimiento y la percepción. Se han encontrado momentos milenarios, otros se sospechan tan cortos que quizá nunca han sucedido. Caben en donde sea y ellos mismos guardan una fracción infinita del Todo, pero detestan permanecer en un sólo lugar y una vez vistos, no se les vuelve a ver, pues se pierden entre la multitud de los otros momentos como si fueran el lugar donde una gota de lluvia estuvo antes de caer.
Lado: Fracción imprecisa del Espacio que está en todas partes, pero sobre todo en el lugar en que uno suele pensar que están.
Habitación: Célula del Espacio que se caracteriza por ser un vacío delimitado por paredes, ventanas y puerta. Se dice que gracias a éstas se logra crear el milagro del lugar de adentro. Sirve para guardar la privacidad, cosa tan grande que sólo cabe en un lugar de adentro.
Nombre: Espacio de tiempo donde cabe una persona, apretadamente. Debido a la gran cantidad de personas que hay en el Tiempo, los nombres se comparten entre varios individuos. Se cree que el tener nombre produce la muerte pues delimita y los límites matan.
Agua: Tiempo material que se caracteriza por irse de nuestras manos. Cuando se congela, su escape resulta más lento, pero por definición, es inasible.
Flor: Forma material del amor y la indolencia. Se compone de aroma, color y suavidad: según la proporción de cada cosa, pueden llegar a producir dolor o belleza.
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