Portada de la primera edición diseñada por Vicente Rojo |
El segundo título de la Serie del volador se publicó el 30 de diciembre de 1963; se trata de Nadja (SV002), una “novela” —en el sentido más laxo del término— de André Breton, el padre del Surrealismo. La traducción corrió a cargo del —exiliado— poeta y prosista español Agustí Bartra y contó con un tiraje de 3000 ejemplares en su primera edición, alcanzando otras tres reediciones en la serie antes de 1985.
Visto a la luz de los años, el libro de Breton es algo inarmónico dentro de la colección, siendo la primera traducción y además tratándose de una obra cuya publicación original es de 1928. A diferencia del resto de libros publicados en la serie, las obras de Breton no son propiamente contemporáneas, como sí lo son la mayoría de títulos de la colección. Es posible que dos factores, no propiamente relacionados, hayan propiciado que Mortiz tomara la determinación de publicar a Breton. El primero de ellos es que el año anterior, 1962, la prestigiosa casa editorial Librairie Gillimard había puesto en circulación una edición revisada y corregida de Nadja, lo cual, en parte, actualizaría la obra, circunstancia que la pondría dentro del estatus de contemporánea que perseguía la editorial mexicana. La segunda razón —una conjetura sin evidencia— es que desde 1952, Octavio Paz mantenía una estrecha relación con Breton; hay que recordar la influencia que tenía Paz no sólo en los círculos intelectuales mexicanos de la época, sino en la recién fundada editorial, por lo que es plausible pensar que Breton pudo llegar a Mortiz por mediación de Paz, idea que se ve parcialmente reforzada con base en el hecho de que si Mortiz se hubiese interesado por la literatura del movimiento surrealista, hubiésemos tenido en el grueso de su catálogo otras publicaciones de autores como Paul Eluard, Louis Aragon, César Moro o Robert Desnos.
Desde su publicación original, la novela contó con una abundante cantidad de ilustraciones fotográficas de lugares y personajes; que —en palabras de Breton— obedecen a un «imperativo antiliterario» y «tiene[n] por objeto eliminar toda descripción»; idea que ya había planteado en el Manifiesto del Surrealismo (1924): «¡Y las descripciones! Nada es comparable a su inanidad; no son más que superposiciones de clichés de catálogo…»
De izq. a der.: Paul Eluard, Benjamin Péret, Robert Desnos y Blanche Derval; fotografías correspondientes a la primera parte de la novela. |
Las ilustraciones cruciales fueron conservadas en la edición de Mortiz con un excelente tratamiento de páginas completas e independientes al texto.
Texto de contraportada |
Nadja es una obra autobiográfica que trata de testimoniar el fugaz y sibilino romance entre Breton y Leona Camille Ghislain Delcourt, quien se autonombra a partir de la palabra rusa Nadjezda ( Надежда, esperanza).
El libro comienza con un prolegomeno donde el autor se cuestiona sobre la naturaleza de su identidad y nos pone en conocimiento de sus motivaciones para relatar de modo científico —sin adornos ni artificios— la historia de cómo conoció y perdió a esta enigmática mujer. Después nos presenta, a manera de diario, los pormenores se sus escasos encuentros con ella, de los que siempre obtiene alguna especie de correspondencia coincidente y simbólica. Tal y como lo promete, la relación se cuenta en términos parcos y a veces hasta generales, resultando en el fondo un retrato superficial y pálido. Antes que cualquier otro detalle relevante, el autor procura anotar puntualmente las calles, hoteles, plaza y establecimientos que son testigos de todo; sucumbe a una obsesión topográfica.
Si el libro tiene algunos atractivos son los curiosos dibujos de Leona, de los que, hacia el final, Breton extrae nuevas y asombrosas correspondencias que invariablemente lo llevan a intrigarse por el misterio que es Nadja.
Retrato simbólico de los amantes donde Nadja se representa como Melusina. |
La realidad es que el libro tiene una estética muy personal y forzada, pues al no ser propiamente una novela, obliga al lector a juzgar la obra conforme a su modelo ideal, que resulta ser la misma novela en sí. A pesar de que pretende hablar sobre la figura casi mítica de Nadja, Breton nos habla más sobre su persona, sus actividades y la percepción que tiene de los acontecimientos inusuales que encuentra en su adultera relación, pues —hay que decir que mientras sostenía sus escarceos románticos— aún estaba casado con Simone Kahn.
No bien decide deslindarse de Leona, ella comienza a sumirse en una espiral de terrible decadencia que la lleva a ser recluida en un manicomio para eventualmente morir allí un par de años después.
Collage hecho por Nadja |
La flor de los amantes |
Autoretrato de Leona |
Un felino sometido a dos fuerzas opuestas: el peso en su base y una soga al cuello que tira de él |
Las últimas páginas del libro son una especie de balance donde Breton se plantea el haber recibido un mensaje diferido de Nadja. Al llegar con retraso el mensaje no cumple jamás su función y el elemento de asimetría que se va acusando más entre los amantes, termina por alcanzar su climax en un accidente aéreo:
«El corazón humano, hermoso como un sismógrafo. Majestad del silencio… Un periódico matutino me bastará siempre para darme noticias mías: "X…, 26 de diciembre— El operador encargado de la estación de telegrafía sin hilos situada en La Isla de Sable, captó un fragmento de mensaje que podría haber sido emitido el domingo por la noche a tal hora por el… El mensaje decía en particular: 'Algo falla', pero no indicaba la posición del avión en ese momento y, debido a las pésimas condiciones atmosféricas y a las interferencias que se producían, el operador no pudo comprender ninguna otra frase, ni entrar de nuevo en contacto. "El mensaje había sido emitido en una longitud de onda de 625 metros; por otra parte, dada la intensidad de recepción, el operador creyó que podía localizar el avión en un radio de 80 kilómetros alrededor de la isla de Sable." La belleza será CONVULSIVA o no será».
En todo esto, André Breton encuentra una especie de metáfora condensatoria de su relación con Leona.
André Breton nació en 1896 y falleció en 1966. Es considerado uno de los más importantes renovadores de la estética de vanguardias europeas de principios del siglo XX. Autor de una ingente obra poética y crítica, se destacó por sus manifiestos sobre el surrealismo donde dio a conocer los postulados del movimiento. Atraído por la psiquiatría y la política, hacia sus obras finalmente expuso su preocupación por el individuo y la sociedad.
Porción de la contraportada anunciando los títulos de próxima aparición |
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