viernes, 10 de mayo de 2019

Monterroso o las moscas

Tito abre su Movimiento perpetuo con la idea de que en la literatura sólo hay tres temas el amor, la muerte y las moscas. Este libro suyo es muchas cosas, memorias, ensayos, cuentos, chistes; pero sobre todo una antología de moscas en la literatura. En afán de tributar a Monterroso y las moscas (y como si mi galería de las distintas formas de decir lo mismo no fuera suficiente) les presento mi continuación del contubernio de moscas, porque donde uno pone el ojo encuentra la mosca...

Hasta las moscas vuelan dormidas, bajo este sol doble...
            La invención de Morel / Adolfo Bioy Casares

Prisionero de un vuelo de mosca...
            Plagios / Ulalume González de León
     
—Disecamos moscas, dijo el filósofo, medimos líneas, juntamos números; estamos de acuerdo en dos o tres puntos que entendemos, y discutimos sobre dos o tres mil que no entendemos
            Micromegas / Voltaire

...les contaba, a la luz de un candil, mientras moscas de color zumbaban en torno
            Vidas Imaginarias / Marcel Schwob

Un ilustre tercer caso: alabóse a Wordsworth por haber dicho: «Me repugnan las cópulas de las moscas en vuelo». En cambio, una hermosa argentina, no obstante su vejez, la pobreza en que había caído y el largo martirio de una parálisis que la tenía siempre en cama, decía: «Me gustan las moscas, las moscas son alegría». / ¿Quién de ellos poseía más imaginación y poesía en el alma?
Papeles de Recienvenido y Continuación de la Nada / Macedonio Fernández

Perdido el hábito de los negocios, no volviendo a disponer de su anterior astucia, se parecía a una vieja mosca que no tenía ya la fuerza de volar sobre los excrementos y a la que hasta las mismas arañas no tenían deseos de atrapar.
El viejo de la casa / León Bloy

Una mosca hace verano.
Calendario de Pudd'nhead Wilson
El pasaporte ruso demorando / Mark Twain 

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7. Invocación y evocación de la infancia

En un viejo cuaderno escolar tengo escrita esta frase al margen de una de las últimas páginas: Busco quién se acuerde de lo que se me olvida...